Universidad Pedagógica Nacional
Facultad de Humanidades
Interpretación Discursiva
Johana Gutiérrez Lol
Paula Alexandra Martínez
2015
Facultad de Humanidades
Interpretación Discursiva
Johana Gutiérrez Lol
Paula Alexandra Martínez
2015
La inmanencia del amor en los actos humanos
“El amor es
el centro de la vida humana”.
Dalai Lama
Desde tiempos inmemoriales se ha visto
cómo el amor ha hecho parte del ser humano, está en su esencia, desde que nace
hasta que muere. Los actos humanos se ven completamente ligados a éste, ya sea
que, en algunas ocasiones, se exhiba su expresión de una manera más explícita
que en otras. El amor es inherente al ser humano, por ende, en cualquier acción
que éste realice se manifiesta, pero ¿cómo comprobarlo? En esta ocasión se
pretende hacer una contextualización de lo que es el amor y de cómo se presenta
su discurso, para esto, se toma como referencia a dos pinturas: El Viejo Guitarrista Ciego de Pablo
Picasso y El Beso de Gustav Klimt, que,
a simple vista, parecen dos cuadros completamente diferentes. Esto con el
objetivo de confirmar que, tanto estas dos obras como cualquier otra
realización humana, no está exenta de poseer ya sea sólo una pequeña pisca de
amor.
Amor… ¿cuántas veces el hombre se ha
preguntado algo acerca del él?, ¿es tan común como parece? Como se sabe, no se
tiene registro sobre la época exacta en que se empezó a hablar del amor, o del
momento en que comenzó a concebirse como una acto inmanente al ser humano, de
hecho, entre las primeras evidencias en las que la humanidad ha reconocido al
amor de una manera más bien universal se remonta a uno de los textos más antiguos
y globales que existen, la biblia. Esto se refleja en el primer libro del
Tanaj, la Biblia hebrea, conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento,
en donde se dice “Por eso el hombre abandona padre y madre, se junta a su mujer
y se hacen una sola carne” (Génesis 2:24 La Biblia de Nuestro Pueblo). De esta
manera, se evidencia la venida inevitable del acto sexual entre Adán y Eva como
una manera de unión, puesto que para la acción de procrear se necesita de aquel
encuentro marital.
Por otra parte, uno de los más importantes
aspectos que la biblia recoge y que fue destinado como regla universal es el de
los mandamientos. En efecto, existe explícitamente el mandamiento del amor
“Queridos, amémonos unos a los otros” (Juan 4:7 La Biblia de Nuestro Pueblo) impuesto como orden, sin percatarse de que el
hombre no puede vivir sin amar, incluso, si este no fuese un mandamiento. Como
diría Fito Páez, “nadie puede, ni nadie debe vivir, vivir sin amor”.
Dejando a un lado la visión cristiana, que
sin duda ha marcado pensamientos importantes en la idea del amor, especialmente
en el ámbito sexual, se debe destacar que existen registros más antiguos (antes
de cristo) acerca de éste que provienen de la antigua Grecia en la mitología griega, y que, además, son
mencionadas por Platón. En esta perspectiva se hace una clasificación de los
tipos de amor, los cuales son: Eros (έρως), Storgé (Στοργή), Philia (φιλíα)
y Ágape (ἀγάπη). (Melier, 2015, p.1)
En primer lugar, se encuentra Eros que,
sin duda, es uno de los más reconocidos pues ha sido considerado como el Dios
del amor. Se identifica por ser esencialmente el amor sexual, erótico y carnal,
en donde se busca una satisfacción física que es concebida solamente por la
atracción corporal y sexual.
Luego, se encuentra Storgé. Éste es
concebido más claramente como el amor entre padres e hijos que se cataloga como
un afecto natural en el que existe un querer de ayudar, proteger y cuidar
recíprocamente.
Por otra parte, está Philia que se
comprende como el amor hacia los amigos, pues existe una relación de hermandad
en la que se busca promover el bien común, es decir, el amor hacia la sociedad
en la que se coopera colectivamente con el fin de convivir e interactuar en
armonía. Este amor se manifiesta cuando se tiene la capacidad de trabajar en
equipo.
Por último, se habla de Ágape, que es entendido
como un tipo de amor incondicional y reflexivo hacia el ser humano que provee
de bienestar, en específico, al ser amado. Aquí no se busca placer para sí
mismo sino que encuentra placer en el acto de dar.
De esta manera, se puede dar una amplia
visión de cómo se ve a los tipos amor desde este plano. Pero ¿qué es el amor? En
esta ocasión, se considera al amor como una práctica y construcción social puesto
que está completamente ligada al comportamiento cotidiano del ser humano y se
encuentra en cada acción que éste desarrolla. Se piensa al amor como social
porque se requiere siempre de una figura para amar, ya sea, como se ha dicho
antes, amor a la familia, amor a sí mismo, amor a la sociedad o amor conyugal. “El
amor es una actividad; si amo, estoy en un constante estado de preocupación
activa por la persona amada, pero no sólo por ella”. (Fromm, 2007, p.96). Pero,
¿qué se está practicando? Para desarrollar esto, se retoma la visión de Erich
Fromm de que lo que se practica es el arte del amor, el amor es tanto un arte
como una práctica. El autor considera al amor como un arte porque éste se debe
aprender como todas las otras artes; primero se debe tener un conocimiento
previo o de teoría (lo que en este caso se consideraría como la construcción
social del amor) y que luego pasa a la práctica (lo que se consideraría como
construcción individual).
El amor es una práctica y las prácticas
producen discursos. Foucault dice que para constituir las sociedades del
discurso existe una figura coactiva que es la que ejercen los sujetos que pueden
hablar, es decir, cada acción que pase por el lenguaje (lo que incluye todo un
sistema de signos gestual, de comportamiento y circunstancial) se convierte en
discurso y se constituye además en el juego de las prácticas. “Los discursos
deben ser tratados como prácticas discontinuas que se cruzan, a veces se
yuxtaponen, pero que también se ignoran o se excluyen” (Foucault, 1970, p.33)
Teniendo en cuenta que se considera al amor como una práctica y, según lo
anterior, las prácticas originan discursos, el amor puede ser comprendido como
un discurso; el discurso amoroso. Hay
que tener en cuenta, además, que los discursos también producen prácticas “Es
necesario concebir el discurso como una violencia que hacemos a las cosas, en
todo caso como una práctica que les imponemos; es en esta práctica donde los
acontecimientos del discurso encuentran el principio de su regularidad” (Foucault,
1970, p.33)
De este modo, se inicia el desarrollo de
la idea principal planteada inicialmente de que el amor se manifiesta en todos
las acciones humanas, en este caso se toma la visión del médico Erixímaco en la
que se considera que el amor reside en todos los seres, no sólo en los
conceptos positivos que se tienen del mundo, sino que es una confabulación
entre extremos positivos y negativos para formar la unión y la armonía de
contrarios. “El Amor está en los elementos, puesto que es preciso el
acuerdo de lo seco y de lo húmedo, de lo caliente y de lo frio, naturalmente
contrarios, para producir una temperatura dulce y regular” (El Banquete, 1871,
p. 288)
De esta misma manera, el amor se ha
definido de diferentes formas gracias a la clasificación que hace Barthes en Fragmentos de un discurso amoroso en
donde se da cuenta de las diferentes etapas o figuras por las que pasa el sujeto enamorado y en donde éste construye
su discurso amoroso, que incluye, por supuesto, a los procesos negativos.
Es por esta razón que se ha seleccionado a
dos obras completamente diferentes, una en la que se manifiesta claramente la
visión amorosa desde el ámbito de lo sexual y otra en la que no es muy clara la
imagen del amor. Así, se analizará el discurso amoroso que fue imprimido en
cada una de las obras a través del lenguaje usado por sus autores.
Por lo tanto, el recorrido empieza con la
primera pintura que se menciona al inicio de este texto El beso. Esta obra, evidentemente tiene un rasgo esencial del amor
humano que se manifiesta en la posición erótica que presentan los dos cuerpos.
El autor, Klimt, es reconocido por dibujar con frecuencia, no sólo la figura
femenina desnuda sino su masturbación. Entre los tipos de amor que se derivan
de la clasificación de la mitología griega, se encasilla a esta obra como una
clara manifestación del amor de Eros, pues aquí se evidencia el amor carnal y
sexual, un ejemplo claro de esto, es la gestualidad de la mujer que representa
placer.

Por otra parte, se muestra la fusión de
dos cuerpos que se funden uno en el otro a través del abrazo. En una figura de
las que habla Barthes “En la calma tierna
de tus brazos” se interpreta al abrazo como la unión total de dos cuerpos en
donde se imprime la idea de la maternidad (del retorno de la madre) y de la
genitalidad (lo sexual) y es así como se llega a la plenitud amorosa que
obedece a un hechizo. Esta imagen lo comprueba; él rodea a la mujer en sus
brazos como si el uno se entregara al otro y estuviesen en una posición absorta,
de dos enamorados, hipnotizados en el abrazo. Si se hablase de lo que comunica
esta pintura, sin duda se dirigiría la respuesta al acto sexual “El «mecanismo
simbólico» específico del amor como código comunicacional es la sexualidad; a
través de ella, los individuos logran la interpenetración, la fusión” (Corona y
Rodríguez, 2000, p. 51).
Ahora bien, si existe tanto amor, ¿por qué
la pareja se encuentra al borde de un abismo? Retomando a Barthes, pareciese
que Klimt, al ubicar a la pareja en el borde de un precipicio, se apoyara de la
figura que llamó Barthes “Me abismo,
sucumbo” en donde se muestra al abismo como alusión a la muerte lenta y
silenciosa, al amor como suicidio. “La explosión del abismo puede venir de una
herida pero también de una fusión: morimos juntos de amarnos” (Barthes, 1977,
p.18). De esta manera, la visión del abismo se confabula con la del abrazo; antes
de morir, la pareja estará unida por un beso y un abrazo que perpetuará su
amor, incluso, después de la muerte, del abismo.
A continuación, se proseguirá con el
análisis de la pintura El Viejo Guitarrista
Ciego de Pablo Picasso. Se ha dicho antes que el amor se encuentra en todas
partes, incluyendo a los aspectos negativos. En esta ocasión, se puede
contemplar una imagen que pareciese que tuviera una escasa relación con el
amor, pero nos remontaremos a su historia para hablar del porqué de la
melancolía que se plasma aquí. En este caso se puede identificar dos clases de
amor. En primer lugar, se manifiesta el amor Philia, que se comprende como al
amor hacia los amigos y hacia el bienestar social; esto se ve reflejado en el
periodo en el que Picasso elabora esta obra, el Periodo Azul, color que empieza
a usar en sus pinturas luego de que un amigo suyo cercano, Casagemas, se
suicidara. El amor por su amigo hizo que, con su muerte, la melancolía lo
invadiera y empezara a utilizar el azul frío como símbolo de su tristeza.

Por consiguiente, en Barthes, la figura
que representa a este amor, es “El
ausente” en donde no sólo se habla de la partida perpetua del otro sino del
sujeto que ama como quien se queda extrañando y sufriendo. Del mismo modo, el
amor Philia se presenta como amor a la humanidad en un acto empático, en la
medida en que Picasso retrata y expresa la inconformidad que tiene acerca de
los seres marginados, vulnerables y pobres. Además, la imagen remite a una idea
de soledad, de abandono; el sujeto al acariciar a la guitarra, que bien podría
representar a la mujer con sus figuras, podría reflejar la ausencia de ésta
reemplazándola por un objeto que se asemeja a ella.
Por último, en esta pintura se puede observar
el amor Storgé, puesto que si se pregunta el porqué del sujeto con ceguera, se
puede responder diciendo que en el tiempo en el que Picasso pintó esta obra, su
padre estaba empezando a tener problemas de la visión, lo cual hizo que
empezara a retratar a individuos ciegos, por el amor y la preocupación que
tenía por su padre.
Es así como se concluye que el amor, como
práctica social, se encuentra adherido a cada acción que los individuos
realizan. El discurso amoroso se manifiesta en el momento en que la práctica
del arte del amor se convierte en lenguaje, se debe tener en cuenta, además, que
el amor no sólo debe entenderse como algo positivo y armonioso puesto que lo
negativo también hace parte de la construcción discursiva amorosa de los
sujetos. “El Amor está en todas partes; malo y funesto, cuando los elementos opuestos
se niegan a unirse, y predominando el uno sobre el otro, hacen imposible la
armonía; bueno y saludable, cuando esta armonía se realiza y se mantiene”
(Platón, 1871, p.289). Amar es un arte y se manifiesta en el arte, como se
evidenció anteriormente.
Cada sujeto debería practicar el amor y
construirlo a su manera, dependiendo de las figuras que éste mismo quiera
imprimirle a su discurso, debería abrirse espacio en el mundo para crear y
actuar con aquella chispa que emana de su amor. El amor es una acción
involuntaria al igual que la palpitación, lo que tienen el común es la figura
de un corazón rojizo que late y oxigena a todo el ente, esta es la misma
función que cumple el arte de amar, le otorga a la vida el sentido, el sentir y
el ser; dolor, alegría, ira, melancolía…
Bibliografía
ü Melier,
María. Los cuatro tipos de amor según los
griegos. [Bebelú]. 7/01/2015. [Consulta: 10/10/2015]. Disponible en: https://www.belelu.com/2015/01/los-4-tipos-de-amor-segun-los-griegos/
ü Foucault,
Michel. El orden del discurso. Buenos
Aires: Tusquets Editores, 1992.
ü Fromm,
Erich. El arte de amar [en línea].
PsiKolibro, 2012. [Consulta:
12/10/2015]. Disponible en: http://www.cantomagico.com/wp-content/uploads/2012/02/erich-fromm-el-arte-de-amar.pdf
ü Platón.
El banquete. Tomo 5. Madrid: edición
de Patricio de Azcárate, 1871
ü Barthes,
Roland. Fragmentos de un discurso amoroso.
Decimoprimera edición en español. Siglo XXI editores S.A., 1993. ISBN
968-23-1097-0
De acuerdo a los planteamientos realizados por Umberto Eco en relación al lector semántico y crítico; se puede establecer que las autoras del texto argumentativo hacen uso de ambas fases. Puesto que primero realizaron un proceso de comprensión semántica de los diversos textos de referencia, para luego dar paso a la lectura crítica o semiótica donde se interpretan los signos en contexto; es en este caso, donde las autoras utilizan los planteamientos de diversos autores para explicar el discurso amoroso en relación a dos obras artísticas. De modo que la fase de fundamentación, o lectura de académicos como: Barthes, Foucault o Platón y la comprensión de sus teorías las circunscribe como lectoras semánticas; pero la implementación de dichas teorías para respaldar sus propias argumentaciones e interpretar las obras, las circunscribe como lectoras críticas.
ResponderEliminarDe acuerdo con el comentario. Es claro y evidencia comprensión de Eco.
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