sábado, 21 de noviembre de 2015

ENSAYO: La inmanencia del amor en los actos humanos


Universidad Pedagógica Nacional
Facultad de Humanidades
Interpretación Discursiva
Johana Gutiérrez Lol
Paula Alexandra Martínez
2015

                    La inmanencia del amor en los actos humanos   
 
“El amor es el centro de la vida humana”.
Dalai Lama

     Desde tiempos inmemoriales se ha visto cómo el amor ha hecho parte del ser humano, está en su esencia, desde que nace hasta que muere. Los actos humanos se ven completamente ligados a éste, ya sea que, en algunas ocasiones, se exhiba su expresión de una manera más explícita que en otras. El amor es inherente al ser humano, por ende, en cualquier acción que éste realice se manifiesta, pero ¿cómo comprobarlo? En esta ocasión se pretende hacer una contextualización de lo que es el amor y de cómo se presenta su discurso, para esto, se toma como referencia a dos pinturas: El Viejo Guitarrista Ciego de Pablo Picasso y El Beso de Gustav Klimt, que, a simple vista, parecen dos cuadros completamente diferentes. Esto con el objetivo de confirmar que, tanto estas dos obras como cualquier otra realización humana, no está exenta de poseer ya sea sólo una pequeña pisca de amor.
     Amor… ¿cuántas veces el hombre se ha preguntado algo acerca del él?, ¿es tan común como parece? Como se sabe, no se tiene registro sobre la época exacta en que se empezó a hablar del amor, o del momento en que comenzó a concebirse como una acto inmanente al ser humano, de hecho, entre las primeras evidencias en las que la humanidad ha reconocido al amor de una manera más bien universal se remonta a uno de los textos más antiguos y globales que existen, la biblia. Esto se refleja en el primer libro del Tanaj, la Biblia hebrea, conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento, en donde se dice “Por eso el hombre abandona padre y madre, se junta a su mujer y se hacen una sola carne” (Génesis 2:24 La Biblia de Nuestro Pueblo). De esta manera, se evidencia la venida inevitable del acto sexual entre Adán y Eva como una manera de unión, puesto que para la acción de procrear se necesita de aquel encuentro marital.
     Por otra parte, uno de los más importantes aspectos que la biblia recoge y que fue destinado como regla universal es el de los mandamientos. En efecto, existe explícitamente el mandamiento del amor “Queridos, amémonos unos a los otros” (Juan 4:7 La Biblia de Nuestro Pueblo)  impuesto como orden, sin percatarse de que el hombre no puede vivir sin amar, incluso, si este no fuese un mandamiento. Como diría Fito Páez, “nadie puede, ni nadie debe vivir, vivir sin amor”.
     Dejando a un lado la visión cristiana, que sin duda ha marcado pensamientos importantes en la idea del amor, especialmente en el ámbito sexual, se debe destacar que existen registros más antiguos (antes de cristo) acerca de éste que provienen de la antigua Grecia en la mitología griega, y que, además, son mencionadas por Platón. En esta perspectiva se hace una clasificación de los tipos de amor, los cuales son: Eros (έρως), Storgé (Στοργή), Philia (φιλíα) y Ágape (ἀγάπη). (Melier, 2015, p.1)
     En primer lugar, se encuentra Eros que, sin duda, es uno de los más reconocidos pues ha sido considerado como el Dios del amor. Se identifica por ser esencialmente el amor sexual, erótico y carnal, en donde se busca una satisfacción física que es concebida solamente por la atracción corporal y sexual.
     Luego, se encuentra Storgé. Éste es concebido más claramente como el amor entre padres e hijos que se cataloga como un afecto natural en el que existe un querer de ayudar, proteger y cuidar recíprocamente.
     Por otra parte, está Philia que se comprende como el amor hacia los amigos, pues existe una relación de hermandad en la que se busca promover el bien común, es decir, el amor hacia la sociedad en la que se coopera colectivamente con el fin de convivir e interactuar en armonía. Este amor se manifiesta cuando se tiene la capacidad de trabajar en equipo.
     Por último, se habla de Ágape, que es entendido como un tipo de amor incondicional y reflexivo hacia el ser humano que provee de bienestar, en específico, al ser amado. Aquí no se busca placer para sí mismo sino que encuentra placer en el acto de dar.
     De esta manera, se puede dar una amplia visión de cómo se ve a los tipos amor desde este plano. Pero ¿qué es el amor? En esta ocasión, se considera al amor como una práctica y construcción social puesto que está completamente ligada al comportamiento cotidiano del ser humano y se encuentra en cada acción que éste desarrolla. Se piensa al amor como social porque se requiere siempre de una figura para amar, ya sea, como se ha dicho antes, amor a la familia, amor a sí mismo, amor a la sociedad o amor conyugal. “El amor es una actividad; si amo, estoy en un constante estado de preocupación activa por la persona amada, pero no sólo por ella”. (Fromm, 2007, p.96). Pero, ¿qué se está practicando? Para desarrollar esto, se retoma la visión de Erich Fromm de que lo que se practica es el arte del amor, el amor es tanto un arte como una práctica. El autor considera al amor como un arte porque éste se debe aprender como todas las otras artes; primero se debe tener un conocimiento previo o de teoría (lo que en este caso se consideraría como la construcción social del amor) y que luego pasa a la práctica (lo que se consideraría como construcción individual).
     El amor es una práctica y las prácticas producen discursos. Foucault dice que para constituir las sociedades del discurso existe una figura coactiva que es la que ejercen los sujetos que pueden hablar, es decir, cada acción que pase por el lenguaje (lo que incluye todo un sistema de signos gestual, de comportamiento y circunstancial) se convierte en discurso y se constituye además en el juego de las prácticas. “Los discursos deben ser tratados como prácticas discontinuas que se cruzan, a veces se yuxtaponen, pero que también se ignoran o se excluyen” (Foucault, 1970, p.33) Teniendo en cuenta que se considera al amor como una práctica y, según lo anterior, las prácticas originan discursos, el amor puede ser comprendido como un discurso; el discurso amoroso.  Hay que tener en cuenta, además, que los discursos también producen prácticas “Es necesario concebir el discurso como una violencia que hacemos a las cosas, en todo caso como una práctica que les imponemos; es en esta práctica donde los acontecimientos del discurso encuentran el principio de su regularidad” (Foucault, 1970, p.33)
     De este modo, se inicia el desarrollo de la idea principal planteada inicialmente de que el amor se manifiesta en todos las acciones humanas, en este caso se toma la visión del médico Erixímaco en la que se considera que el amor reside en todos los seres, no sólo en los conceptos positivos que se tienen del mundo, sino que es una confabulación entre extremos positivos y negativos para formar la unión y la armonía de  contrarios. “El Amor está en los elementos, puesto que es preciso el acuerdo de lo seco y de lo húmedo, de lo caliente y de lo frio, naturalmente contrarios, para producir una temperatura dulce y regular” (El Banquete, 1871, p. 288)
     De esta misma manera, el amor se ha definido de diferentes formas gracias a la clasificación que hace Barthes en Fragmentos de un discurso amoroso en donde se da cuenta de las diferentes etapas o figuras por las que pasa el sujeto enamorado y en donde éste construye su discurso amoroso, que incluye, por supuesto, a los procesos negativos.
     Es por esta razón que se ha seleccionado a dos obras completamente diferentes, una en la que se manifiesta claramente la visión amorosa desde el ámbito de lo sexual y otra en la que no es muy clara la imagen del amor. Así, se analizará el discurso amoroso que fue imprimido en cada una de las obras a través del lenguaje usado por sus autores.
      Por lo tanto, el recorrido empieza con la primera pintura que se menciona al inicio de este texto El beso. Esta obra, evidentemente tiene un rasgo esencial del amor humano que se manifiesta en la posición erótica que presentan los dos cuerpos. El autor, Klimt, es reconocido por dibujar con frecuencia, no sólo la figura femenina desnuda sino su masturbación. Entre los tipos de amor que se derivan de la clasificación de la mitología griega, se encasilla a esta obra como una clara manifestación del amor de Eros, pues aquí se evidencia el amor carnal y sexual, un ejemplo claro de esto, es la gestualidad de la mujer que representa placer.


     Por otra parte, se muestra la fusión de dos cuerpos que se funden uno en el otro a través del abrazo. En una figura de las que habla Barthes “En la calma tierna de tus brazos” se interpreta al abrazo como la unión total de dos cuerpos en donde se imprime la idea de la maternidad (del retorno de la madre) y de la genitalidad (lo sexual) y es así como se llega a la plenitud amorosa que obedece a un hechizo. Esta imagen lo comprueba; él rodea a la mujer en sus brazos como si el uno se entregara al otro y estuviesen en una posición absorta, de dos enamorados, hipnotizados en el abrazo. Si se hablase de lo que comunica esta pintura, sin duda se dirigiría la respuesta al acto sexual “El «mecanismo simbólico» específico del amor como código comunicacional es la sexualidad; a través de ella, los individuos logran la interpenetración, la fusión” (Corona y Rodríguez, 2000, p. 51).
     Ahora bien, si existe tanto amor, ¿por qué la pareja se encuentra al borde de un abismo? Retomando a Barthes, pareciese que Klimt, al ubicar a la pareja en el borde de un precipicio, se apoyara de la figura que llamó Barthes “Me abismo, sucumbo” en donde se muestra al abismo como alusión a la muerte lenta y silenciosa, al amor como suicidio. “La explosión del abismo puede venir de una herida pero también de una fusión: morimos juntos de amarnos” (Barthes, 1977, p.18). De esta manera, la visión del abismo se confabula con la del abrazo; antes de morir, la pareja estará unida por un beso y un abrazo que perpetuará su amor, incluso, después de la muerte, del abismo.
     A continuación, se proseguirá con el análisis de la pintura El Viejo Guitarrista Ciego de Pablo Picasso. Se ha dicho antes que el amor se encuentra en todas partes, incluyendo a los aspectos negativos. En esta ocasión, se puede contemplar una imagen que pareciese que tuviera una escasa relación con el amor, pero nos remontaremos a su historia para hablar del porqué de la melancolía que se plasma aquí. En este caso se puede identificar dos clases de amor. En primer lugar, se manifiesta el amor Philia, que se comprende como al amor hacia los amigos y hacia el bienestar social; esto se ve reflejado en el periodo en el que Picasso elabora esta obra, el Periodo Azul, color que empieza a usar en sus pinturas luego de que un amigo suyo cercano, Casagemas, se suicidara. El amor por su amigo hizo que, con su muerte, la melancolía lo invadiera y empezara a utilizar el azul frío como símbolo de su tristeza.


     Por consiguiente, en Barthes, la figura que representa a este amor, es “El ausente” en donde no sólo se habla de la partida perpetua del otro sino del sujeto que ama como quien se queda extrañando y sufriendo. Del mismo modo, el amor Philia se presenta como amor a la humanidad en un acto empático, en la medida en que Picasso retrata y expresa la inconformidad que tiene acerca de los seres marginados, vulnerables y pobres. Además, la imagen remite a una idea de soledad, de abandono; el sujeto al acariciar a la guitarra, que bien podría representar a la mujer con sus figuras, podría reflejar la ausencia de ésta reemplazándola por un objeto que se asemeja a ella.
     Por último, en esta pintura se puede observar el amor Storgé, puesto que si se pregunta el porqué del sujeto con ceguera, se puede responder diciendo que en el tiempo en el que Picasso pintó esta obra, su padre estaba empezando a tener problemas de la visión, lo cual hizo que empezara a retratar a individuos ciegos, por el amor y la preocupación que tenía por su padre.
    Es así como se concluye que el amor, como práctica social, se encuentra adherido a cada acción que los individuos realizan. El discurso amoroso se manifiesta en el momento en que la práctica del arte del amor se convierte en lenguaje, se debe tener en cuenta, además, que el amor no sólo debe entenderse como algo positivo y armonioso puesto que lo negativo también hace parte de la construcción discursiva amorosa de los sujetos. “El Amor está en todas partes; malo y funesto, cuando los elementos opuestos se niegan a unirse, y predominando el uno sobre el otro, hacen imposible la armonía; bueno y saludable, cuando esta armonía se realiza y se mantiene” (Platón, 1871, p.289). Amar es un arte y se manifiesta en el arte, como se evidenció anteriormente.
     Cada sujeto debería practicar el amor y construirlo a su manera, dependiendo de las figuras que éste mismo quiera imprimirle a su discurso, debería abrirse espacio en el mundo para crear y actuar con aquella chispa que emana de su amor. El amor es una acción involuntaria al igual que la palpitación, lo que tienen el común es la figura de un corazón rojizo que late y oxigena a todo el ente, esta es la misma función que cumple el arte de amar, le otorga a la vida el sentido, el sentir y el ser; dolor, alegría, ira, melancolía…

Bibliografía

ü  Melier, María. Los cuatro tipos de amor según los griegos. [Bebelú]. 7/01/2015. [Consulta: 10/10/2015]. Disponible en: https://www.belelu.com/2015/01/los-4-tipos-de-amor-segun-los-griegos/

ü  Foucault, Michel. El orden del discurso. Buenos Aires: Tusquets Editores, 1992.

ü  Fromm, Erich. El arte de amar [en línea]. PsiKolibro, 2012.  [Consulta: 12/10/2015]. Disponible en: http://www.cantomagico.com/wp-content/uploads/2012/02/erich-fromm-el-arte-de-amar.pdf

ü  Platón. El banquete. Tomo 5. Madrid: edición de Patricio de Azcárate, 1871

ü  Barthes, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso. Decimoprimera edición en español. Siglo XXI editores S.A., 1993. ISBN 968-23-1097-0

2 comentarios:

  1. De acuerdo a los planteamientos realizados por Umberto Eco en relación al lector semántico y crítico; se puede establecer que las autoras del texto argumentativo hacen uso de ambas fases. Puesto que primero realizaron un proceso de comprensión semántica de los diversos textos de referencia, para luego dar paso a la lectura crítica o semiótica donde se interpretan los signos en contexto; es en este caso, donde las autoras utilizan los planteamientos de diversos autores para explicar el discurso amoroso en relación a dos obras artísticas. De modo que la fase de fundamentación, o lectura de académicos como: Barthes, Foucault o Platón y la comprensión de sus teorías las circunscribe como lectoras semánticas; pero la implementación de dichas teorías para respaldar sus propias argumentaciones e interpretar las obras, las circunscribe como lectoras críticas.

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    1. De acuerdo con el comentario. Es claro y evidencia comprensión de Eco.

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