sábado, 21 de noviembre de 2015

ENCABEZADO

          Este blog está dedicado a analizar un discurso que se encuentra inmerso en cada uno de los seres que habitan la tierra; el discurso amoroso. A pesar de que el amor es una práctica que está incrustada en todas las acciones humanas, no se ha investigado mucho su discurso, por ende, el objetivo de este blog, es dar a conocer no sólo que el amor es un discurso sino que también éste es inherente a los seres humanos. Este blog está dirigido a todas las personas que reconocen al amor en sus acciones y en su discurso como un factor inminente en sus vidas, visto al amor, no exclusivamente de la manera utópica y positiva  sino tangible y negativa.

PERFIL

   
      Somos Paula Alexandra Martínez Mancera y Johana Gutiérrez Lol, estudiantes de la universidad Pedagógica Nacional, quienes en el transcurso del desarrollo de la asignatura Interpretación Discursiva, donde nuestro interés ha sido reconocer, analizar y descifrar los discursos expuestos en nuestra sociedad, encontramos que el amor es uno de los discursos en el que se fundamentan las acciones humanas. Somos dos jóvenes que creemos en la pizca de amor que existe en cada uno de los individuos y en su actuar.

ENSAYO: La inmanencia del amor en los actos humanos


Universidad Pedagógica Nacional
Facultad de Humanidades
Interpretación Discursiva
Johana Gutiérrez Lol
Paula Alexandra Martínez
2015

                    La inmanencia del amor en los actos humanos   
 
“El amor es el centro de la vida humana”.
Dalai Lama

     Desde tiempos inmemoriales se ha visto cómo el amor ha hecho parte del ser humano, está en su esencia, desde que nace hasta que muere. Los actos humanos se ven completamente ligados a éste, ya sea que, en algunas ocasiones, se exhiba su expresión de una manera más explícita que en otras. El amor es inherente al ser humano, por ende, en cualquier acción que éste realice se manifiesta, pero ¿cómo comprobarlo? En esta ocasión se pretende hacer una contextualización de lo que es el amor y de cómo se presenta su discurso, para esto, se toma como referencia a dos pinturas: El Viejo Guitarrista Ciego de Pablo Picasso y El Beso de Gustav Klimt, que, a simple vista, parecen dos cuadros completamente diferentes. Esto con el objetivo de confirmar que, tanto estas dos obras como cualquier otra realización humana, no está exenta de poseer ya sea sólo una pequeña pisca de amor.
     Amor… ¿cuántas veces el hombre se ha preguntado algo acerca del él?, ¿es tan común como parece? Como se sabe, no se tiene registro sobre la época exacta en que se empezó a hablar del amor, o del momento en que comenzó a concebirse como una acto inmanente al ser humano, de hecho, entre las primeras evidencias en las que la humanidad ha reconocido al amor de una manera más bien universal se remonta a uno de los textos más antiguos y globales que existen, la biblia. Esto se refleja en el primer libro del Tanaj, la Biblia hebrea, conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento, en donde se dice “Por eso el hombre abandona padre y madre, se junta a su mujer y se hacen una sola carne” (Génesis 2:24 La Biblia de Nuestro Pueblo). De esta manera, se evidencia la venida inevitable del acto sexual entre Adán y Eva como una manera de unión, puesto que para la acción de procrear se necesita de aquel encuentro marital.
     Por otra parte, uno de los más importantes aspectos que la biblia recoge y que fue destinado como regla universal es el de los mandamientos. En efecto, existe explícitamente el mandamiento del amor “Queridos, amémonos unos a los otros” (Juan 4:7 La Biblia de Nuestro Pueblo)  impuesto como orden, sin percatarse de que el hombre no puede vivir sin amar, incluso, si este no fuese un mandamiento. Como diría Fito Páez, “nadie puede, ni nadie debe vivir, vivir sin amor”.
     Dejando a un lado la visión cristiana, que sin duda ha marcado pensamientos importantes en la idea del amor, especialmente en el ámbito sexual, se debe destacar que existen registros más antiguos (antes de cristo) acerca de éste que provienen de la antigua Grecia en la mitología griega, y que, además, son mencionadas por Platón. En esta perspectiva se hace una clasificación de los tipos de amor, los cuales son: Eros (έρως), Storgé (Στοργή), Philia (φιλíα) y Ágape (ἀγάπη). (Melier, 2015, p.1)
     En primer lugar, se encuentra Eros que, sin duda, es uno de los más reconocidos pues ha sido considerado como el Dios del amor. Se identifica por ser esencialmente el amor sexual, erótico y carnal, en donde se busca una satisfacción física que es concebida solamente por la atracción corporal y sexual.
     Luego, se encuentra Storgé. Éste es concebido más claramente como el amor entre padres e hijos que se cataloga como un afecto natural en el que existe un querer de ayudar, proteger y cuidar recíprocamente.
     Por otra parte, está Philia que se comprende como el amor hacia los amigos, pues existe una relación de hermandad en la que se busca promover el bien común, es decir, el amor hacia la sociedad en la que se coopera colectivamente con el fin de convivir e interactuar en armonía. Este amor se manifiesta cuando se tiene la capacidad de trabajar en equipo.
     Por último, se habla de Ágape, que es entendido como un tipo de amor incondicional y reflexivo hacia el ser humano que provee de bienestar, en específico, al ser amado. Aquí no se busca placer para sí mismo sino que encuentra placer en el acto de dar.
     De esta manera, se puede dar una amplia visión de cómo se ve a los tipos amor desde este plano. Pero ¿qué es el amor? En esta ocasión, se considera al amor como una práctica y construcción social puesto que está completamente ligada al comportamiento cotidiano del ser humano y se encuentra en cada acción que éste desarrolla. Se piensa al amor como social porque se requiere siempre de una figura para amar, ya sea, como se ha dicho antes, amor a la familia, amor a sí mismo, amor a la sociedad o amor conyugal. “El amor es una actividad; si amo, estoy en un constante estado de preocupación activa por la persona amada, pero no sólo por ella”. (Fromm, 2007, p.96). Pero, ¿qué se está practicando? Para desarrollar esto, se retoma la visión de Erich Fromm de que lo que se practica es el arte del amor, el amor es tanto un arte como una práctica. El autor considera al amor como un arte porque éste se debe aprender como todas las otras artes; primero se debe tener un conocimiento previo o de teoría (lo que en este caso se consideraría como la construcción social del amor) y que luego pasa a la práctica (lo que se consideraría como construcción individual).
     El amor es una práctica y las prácticas producen discursos. Foucault dice que para constituir las sociedades del discurso existe una figura coactiva que es la que ejercen los sujetos que pueden hablar, es decir, cada acción que pase por el lenguaje (lo que incluye todo un sistema de signos gestual, de comportamiento y circunstancial) se convierte en discurso y se constituye además en el juego de las prácticas. “Los discursos deben ser tratados como prácticas discontinuas que se cruzan, a veces se yuxtaponen, pero que también se ignoran o se excluyen” (Foucault, 1970, p.33) Teniendo en cuenta que se considera al amor como una práctica y, según lo anterior, las prácticas originan discursos, el amor puede ser comprendido como un discurso; el discurso amoroso.  Hay que tener en cuenta, además, que los discursos también producen prácticas “Es necesario concebir el discurso como una violencia que hacemos a las cosas, en todo caso como una práctica que les imponemos; es en esta práctica donde los acontecimientos del discurso encuentran el principio de su regularidad” (Foucault, 1970, p.33)
     De este modo, se inicia el desarrollo de la idea principal planteada inicialmente de que el amor se manifiesta en todos las acciones humanas, en este caso se toma la visión del médico Erixímaco en la que se considera que el amor reside en todos los seres, no sólo en los conceptos positivos que se tienen del mundo, sino que es una confabulación entre extremos positivos y negativos para formar la unión y la armonía de  contrarios. “El Amor está en los elementos, puesto que es preciso el acuerdo de lo seco y de lo húmedo, de lo caliente y de lo frio, naturalmente contrarios, para producir una temperatura dulce y regular” (El Banquete, 1871, p. 288)
     De esta misma manera, el amor se ha definido de diferentes formas gracias a la clasificación que hace Barthes en Fragmentos de un discurso amoroso en donde se da cuenta de las diferentes etapas o figuras por las que pasa el sujeto enamorado y en donde éste construye su discurso amoroso, que incluye, por supuesto, a los procesos negativos.
     Es por esta razón que se ha seleccionado a dos obras completamente diferentes, una en la que se manifiesta claramente la visión amorosa desde el ámbito de lo sexual y otra en la que no es muy clara la imagen del amor. Así, se analizará el discurso amoroso que fue imprimido en cada una de las obras a través del lenguaje usado por sus autores.
      Por lo tanto, el recorrido empieza con la primera pintura que se menciona al inicio de este texto El beso. Esta obra, evidentemente tiene un rasgo esencial del amor humano que se manifiesta en la posición erótica que presentan los dos cuerpos. El autor, Klimt, es reconocido por dibujar con frecuencia, no sólo la figura femenina desnuda sino su masturbación. Entre los tipos de amor que se derivan de la clasificación de la mitología griega, se encasilla a esta obra como una clara manifestación del amor de Eros, pues aquí se evidencia el amor carnal y sexual, un ejemplo claro de esto, es la gestualidad de la mujer que representa placer.


     Por otra parte, se muestra la fusión de dos cuerpos que se funden uno en el otro a través del abrazo. En una figura de las que habla Barthes “En la calma tierna de tus brazos” se interpreta al abrazo como la unión total de dos cuerpos en donde se imprime la idea de la maternidad (del retorno de la madre) y de la genitalidad (lo sexual) y es así como se llega a la plenitud amorosa que obedece a un hechizo. Esta imagen lo comprueba; él rodea a la mujer en sus brazos como si el uno se entregara al otro y estuviesen en una posición absorta, de dos enamorados, hipnotizados en el abrazo. Si se hablase de lo que comunica esta pintura, sin duda se dirigiría la respuesta al acto sexual “El «mecanismo simbólico» específico del amor como código comunicacional es la sexualidad; a través de ella, los individuos logran la interpenetración, la fusión” (Corona y Rodríguez, 2000, p. 51).
     Ahora bien, si existe tanto amor, ¿por qué la pareja se encuentra al borde de un abismo? Retomando a Barthes, pareciese que Klimt, al ubicar a la pareja en el borde de un precipicio, se apoyara de la figura que llamó Barthes “Me abismo, sucumbo” en donde se muestra al abismo como alusión a la muerte lenta y silenciosa, al amor como suicidio. “La explosión del abismo puede venir de una herida pero también de una fusión: morimos juntos de amarnos” (Barthes, 1977, p.18). De esta manera, la visión del abismo se confabula con la del abrazo; antes de morir, la pareja estará unida por un beso y un abrazo que perpetuará su amor, incluso, después de la muerte, del abismo.
     A continuación, se proseguirá con el análisis de la pintura El Viejo Guitarrista Ciego de Pablo Picasso. Se ha dicho antes que el amor se encuentra en todas partes, incluyendo a los aspectos negativos. En esta ocasión, se puede contemplar una imagen que pareciese que tuviera una escasa relación con el amor, pero nos remontaremos a su historia para hablar del porqué de la melancolía que se plasma aquí. En este caso se puede identificar dos clases de amor. En primer lugar, se manifiesta el amor Philia, que se comprende como al amor hacia los amigos y hacia el bienestar social; esto se ve reflejado en el periodo en el que Picasso elabora esta obra, el Periodo Azul, color que empieza a usar en sus pinturas luego de que un amigo suyo cercano, Casagemas, se suicidara. El amor por su amigo hizo que, con su muerte, la melancolía lo invadiera y empezara a utilizar el azul frío como símbolo de su tristeza.


     Por consiguiente, en Barthes, la figura que representa a este amor, es “El ausente” en donde no sólo se habla de la partida perpetua del otro sino del sujeto que ama como quien se queda extrañando y sufriendo. Del mismo modo, el amor Philia se presenta como amor a la humanidad en un acto empático, en la medida en que Picasso retrata y expresa la inconformidad que tiene acerca de los seres marginados, vulnerables y pobres. Además, la imagen remite a una idea de soledad, de abandono; el sujeto al acariciar a la guitarra, que bien podría representar a la mujer con sus figuras, podría reflejar la ausencia de ésta reemplazándola por un objeto que se asemeja a ella.
     Por último, en esta pintura se puede observar el amor Storgé, puesto que si se pregunta el porqué del sujeto con ceguera, se puede responder diciendo que en el tiempo en el que Picasso pintó esta obra, su padre estaba empezando a tener problemas de la visión, lo cual hizo que empezara a retratar a individuos ciegos, por el amor y la preocupación que tenía por su padre.
    Es así como se concluye que el amor, como práctica social, se encuentra adherido a cada acción que los individuos realizan. El discurso amoroso se manifiesta en el momento en que la práctica del arte del amor se convierte en lenguaje, se debe tener en cuenta, además, que el amor no sólo debe entenderse como algo positivo y armonioso puesto que lo negativo también hace parte de la construcción discursiva amorosa de los sujetos. “El Amor está en todas partes; malo y funesto, cuando los elementos opuestos se niegan a unirse, y predominando el uno sobre el otro, hacen imposible la armonía; bueno y saludable, cuando esta armonía se realiza y se mantiene” (Platón, 1871, p.289). Amar es un arte y se manifiesta en el arte, como se evidenció anteriormente.
     Cada sujeto debería practicar el amor y construirlo a su manera, dependiendo de las figuras que éste mismo quiera imprimirle a su discurso, debería abrirse espacio en el mundo para crear y actuar con aquella chispa que emana de su amor. El amor es una acción involuntaria al igual que la palpitación, lo que tienen el común es la figura de un corazón rojizo que late y oxigena a todo el ente, esta es la misma función que cumple el arte de amar, le otorga a la vida el sentido, el sentir y el ser; dolor, alegría, ira, melancolía…

Bibliografía

ü  Melier, María. Los cuatro tipos de amor según los griegos. [Bebelú]. 7/01/2015. [Consulta: 10/10/2015]. Disponible en: https://www.belelu.com/2015/01/los-4-tipos-de-amor-segun-los-griegos/

ü  Foucault, Michel. El orden del discurso. Buenos Aires: Tusquets Editores, 1992.

ü  Fromm, Erich. El arte de amar [en línea]. PsiKolibro, 2012.  [Consulta: 12/10/2015]. Disponible en: http://www.cantomagico.com/wp-content/uploads/2012/02/erich-fromm-el-arte-de-amar.pdf

ü  Platón. El banquete. Tomo 5. Madrid: edición de Patricio de Azcárate, 1871

ü  Barthes, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso. Decimoprimera edición en español. Siglo XXI editores S.A., 1993. ISBN 968-23-1097-0

RESEÑA: Fragmento de un discurso amoroso


Universidad Pedagógica Nacional
Facultad de Humanidades
Interpretación Discursiva
Paula Alexandra Martínez
2015

SINFONÍA DE AMOR

Barthes, R.. (1977). Fragmentos de un discurso amoroso. París: Éditions du seuit.

     El libro “Fragmentos de un discurso amoroso”, escrito por Roland Barthes, es un texto, que nos habla de cómo, el discurso amoroso es utilizado por muchas personas y autores, pero en el cual no se ha profundizado lo suficiente. El discurso amoroso se encuentra en escritos, pinturas, canciones, etc. Aunque no se vea a primera vista el amor como tal, siempre habrá un sesgo de este, y allí es donde hablamos de discurso amoroso.
Roland Barthes (Cherburgo, 12 de noviembre de 1915  París, 25 de marzo de 1980) fue un filósofo, escritor, ensayista y semiólogo francés. Trabajó en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), en París. Finalmente, fue nombrado jefe de Trabajos de Investigación y luego (1962), jefe de estudios de la Escuela Práctica de Altos Estudios, organismo donde se dedicó a desarrollar una sociología de los símbolos, los signos y las representaciones.
     En el discurso amoroso, encontramos al sujeto amoroso, que es quien habla amorosamente, frente a otro que es llamado por Barthes “el objeto amado” que es el que no habla, pero este objeto amado es el que le da el sentido a la pintura, a lo escrito o a lo creado por el sujeto amoroso, sin ese objeto amado no habría creación.
Barthes nos lleva a pensar con este texto, en todo aquello que conlleva el estar enamorados y cómo cuando se está enamorado, la realidad está completamente ligada al objeto amado, y cómo en la actualidad, ya no se puede reconocer a aquellos que están enamorados. Ya que los alteran o escandalizan, por el hecho de que ellos no son correspondidos de igual forma.
     El discurso amoroso, tal y como se dijo anteriormente ha sido utilizado a través del tiempo: “Sin embargo, en medio de este abrazo infantil, lo genital llega infaltablemente a surgir: corta la sensualidad difusa del abrazo incestuoso; la lógica del deseo se pone en marcha, el querer-asir vuelve, el adulto se sobreimprime al niño. Soy entonces dos sujetos a la vez: quiero la maternidad y la genitalidad. (El enamorado podría definirse como un niño que se tensa: tal era el joven Eros)” (Barthes, R. & Duparc. (1977). En la calma tierna de tus brazos. En Fragmentos de un discurso amoroso (p.20). París: Éditions du seuit.). Aquí también se puede evidenciar, como el amor también está conectado con lo sensual, con los deseos.
     El discurso amoroso se encuentra en extrema soledad, ya que  ha sido “abandonado por los lenguajes circundantes” (p. 12) y además se debe tener en cuenta que el amor no se puede clasificar, y por esto mismo no es asumido ni estudiado en profundidad por una sola ciencia, sino que todas han estudiado este fenómeno, pero ninguna a un nivel más complejo.
     El discurso amoroso, tal y como lo dice el texto “está urdido de deseos, de imaginario y de declaraciones” (p.14). Todo episodio amoroso está dotado de un sentido y el sentimiento amoroso es una creación. Cada acción que realizamos, esta encadenada a un sentimiento que es la razón por la cual nosotros desarrollamos esas acciones. Así mismo, el discurso amoroso no se refiere o se encuentra únicamente en las palabras, está presente en cada acción y en cada cosa que realizamos, así sea de forma consciente o inconsciente, pero siempre estará allí.


RESEÑA: El amor como vínculo social, discurso e historia: aproximaciones bibliográficas

Universidad Pedagógica Nacional
Facultad de Humanidades
Interpretación Discursiva
Johana Gutiérrez Lol
Profesora Adriana Chacón
2015


Amor y Sexualidad

Corona, Sarah y Rodríguez, Zeyda. 2000. El amor como vínculo social, discurso e historia: aproximaciones bibliográficas. Guadalajara, México: Revista Espiral: Estudio sobre Estado y Sociedad, ISSN-e 1665-0565, Vol. 6, Nº. 17, págs. 49-70.

“El amor es el centro de la vida humana”.
Dalai Lama

     El artículo denominado El amor como vínculo social, discurso e historia: aproximaciones bibliográficas; es publicado en el año 2000 en el volumen VI número 17 de la revista Espiral: Estudios sobre Estado y Sociedad del centro universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, escrito por Sarah Corona Berkin, doctora en  Comunicación de la Universidad Católica de Lovaina y por Zeyda Rodríguez Morales, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Guadalajara, quienes en esta ocasión se han reunido en México con el fin de realizar una investigación bibliográfica acerca del amor no sólo en el ámbito individual sino enfocándose en el ámbito social.
     En todo el desarrollo del texto se evidencia la relación latente entre amor y sexualidad, destacando la necesidad de visualizar principalmente las relaciones conyugales, por medio de diversas referencias bibliográficas que hablan de cómo se ha considerado a la experiencia amorosa en la vida social. El objetivo de este artículo es dar a conocer algunos textos e investigaciones que giran en torno a la problemática del amor, visto desde tres ejes: el amor como vínculo social estudiado desde la visión sociológica,  el discurso amoroso que se produce gracias al lenguaje a través de las prácticas y la historia de cómo se ha visto al amor entendido como sexualidad.
     En el primer apartado que las autoras han llamado El amor como vínculo social, se presenta de una manera explícita al amor como una manera de vivir para el otro. El código comunicacional de éste es precisamente la sexualidad. De esta manera, las autoras muestran las diferentes clasificaciones que se tiene del amor con respecto a la relación que éste tiene con lo sexual tomando como referencia a Anthony Giddens: el amor apasionado, que es solamente la conexión íntima entre amor y atracción sexual y que no es perdurable; el amor romántico, donde el afecto y el amor espiritual sobresalen de la atracción sexual y que se instaura en el matrimonio; la pura relación, que es la situación de una relación social en la que los individuos se asocian para producirse satisfacción recíproca; el amor confluente, que es el dar y recibir emocional que, adicionalmente, incluye al erotismo; y las relaciones puras, o dicho de otra manera, lo que se conoce como unión libre.
     De esta manera, se llega al segundo eje que plantean las autoras denominado El amor y el discurso amoroso, que a su vez se subdivide en amor y cuerpo en donde se da cuenta de las diversas formas del instinto sexual manifestadas en los procesos fisiológicos universales de la sexualidad. También se habla, a partir de la visión de Foucault, de los discursos coactivos y de poder que se han tenido a través de la historia del sexo. El sexo es una práctica, y según Foucault, las prácticas producen discursos a través del lenguaje y viceversa.
Los discursos no sólo consisten en (estructuras de) sonidos o imágenes, y en formas abstractas de oraciones (sintaxis) o estructuras complejas de sentido local o global y formas esquemáticas. También es posible describirlos en términos de las acciones sociales que llevan a cabo los usuarios del lenguaje cuando se comunican entre sí en situaciones sociales y dentro de la sociedad y cultura en general. (Van Dijk, 2000, p.38)
     Por otra parte, en este mismo segundo eje, las autoras hablan de la codificación del amor, en donde mencionan la visión que tiene Barthes de lo que él llamó figuras para decir que cada una de éstas es un trozo de discurso amoroso.
     Por último, las autoras llaman al último eje como La experiencia amorosa a través de la historia en donde se examina, de manera muy superficial, la visión que se ha tenido del amor en conjunto con la sexualidad en la historia de México.
     Es así como estos tres ejes se relacionan en el momento en que se considera al amor como una práctica social que se evidencia a través de la historia y se convierte en discurso en la medida en que se constituye en lo social comunicativo.

     Las autoras hacen un recorrido bibliográfico, más bien incompleto, de las aproximaciones que se tienen del discurso amoroso. Esto remonta al pensamiento de cuántas investigaciones se ha hecho acerca de esta área tan común y cotidiana como lo es el amor. Sin duda, es necesario ejercer más investigaciones que profundicen en el tema, pues el amor, es una de las prácticas sociales más comunes y universales puesto que se encuentra en todos los seres humanos, no sólo desde el ámbito sexual, sino también desde el ámbito afectivo en el que las autoras no lograron profundizar, quizá por la falta de información.

RESEÑA: EL VIEJO GUITARRISTA CIEGO


Universidad Pedagógica Nacional
Facultad de Humanidades
Interpretación Discursiva
Paula Alexandra Martínez
2015

AZUL PROFUNDO

“Yo creo que la melancolía es el estado de locura del arte. De revelación e inspiración. Es Hamlet con la calavera en la mano.” -Arturo Duclos

     La pintura el viejo guitarrista ciego o más conocida por su nombre en inglés “The old guitarrist”, fue pintada por Pablo Picasso, un pintor que en medio de una gran pérdida y un desasosiego emocional, entra a un período conocido, como “el período azul”, llamado así por el dominio del color azul en las distintas pinturas pintadas entre 1901 y 1904.
Pablo Ruiz Picasso (Málaga, 25 de octubre de 1881 - Mougins, 8 de abril de 1973) fue un pintor y escultor español, creador, junto con Georges Braque y Juan Gris, del cubismo. Es considerado desde el génesis del siglo XX como uno de los mayores pintores que participaron en muchos movimientos artísticos que se propagaron por el mundo y ejercieron una gran influencia en otros grandes artistas de su tiempo. Laborioso y prolífico, pintó más de dos mil obras, presentes en museos y colecciones de toda Europa y del mundo. Además, abordó otros géneros como el dibujo, el grabado, la ilustración de libros, la escultura, la cerámica y el diseño de escenografía y vestuario para montajes teatrales.En lo político, Picasso se declaraba pacifista y comunista. Fue miembro del Partido Comunista de España y del Partido Comunista Francés hasta su muerte el 8 de abril de 1973 en su casa llamada «Notre-Dame-de-Vie» en Mougins (Francia) a los 91 años. Está enterrado en el parque del castillo de Vauvenargues (Bouches-du-Rhone).
     El periodo azul de Pablo Picasso comienza, por la muerte de un gran a migo de Picasso, Carlos Casagemas, el cual se suicidó en un café parisino, donde Casagemas al no lograr asesinar a Germaine (la mujer que amaba), se dispara el mismo y tres horas después muere en un hospital “Por la menor herida tengo deseos de suicidarme: Cuando uno lo medita, el suicidio amoroso no tiene un motivo preferente. La idea es ligera: es una idea fácil, simple, una especie de álgebra rápida de la que tengo necesidad en ese momento de mi discurso; no le doy ninguna consistencia sustancial, ni preveo el grave decorad, las consecuencias triviales de la muerte: apenas sé cómo me suicidaré…” (Stendahl. (1977). Ideas de suicidio. En Fragmentos de un discurso amoroso (p. 171). París: París: Éditions du seuit).
     Picasso con una gran depresión, da inicio a el Periodo Azul, donde en todas sus pinturas predomina el color azul y se refleja la pobreza, dolor, melancolía y soledad, representados por figuras alargadas y donde pone seres marginales, bebedores compulsivos, mendigos, artistas de circo, vagabundos, y prostitutas.
     The old guitarrist, representa a un hombre viejo y ciego, solo con su guitarra, con sus ropas rasgadas y encorvado sobre una guitarra, es importante resaltar el color marrón de la guitarra contrastando con el resto de la pintura, donde lo predominante es el color azul. Esta pintura también podría ser en cierta medida, una muestra del dolor y tal vez la impotencia  que sentía Picasso al saber que su padre en ese momento estaba perdiendo la vista y una forma de manifestar su dolor fue pintando The old guitarrist.
     La tristeza de una perdida y el cariño tan grande que se tenía hacia esta, hacen que una mente creativa como la de Picasso, exprese en sus pinturas toda la desdicha y el dolor que atravesó por esa perdida, y además hace que de esta forma pueda superar de cierta manera los daños que está perdida dejo y que aparentemente ve reflejado en los marginados.

REFERENCIAS
-Bolaños, B.. (2008). Carlos Casagemas. Julio 14, 2015, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Casagemas
-Wikisilki. (2009). Período azul de Picasso. Agosto 18, 2015, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Per%C3%ADodo_azul_de_Picasso

-Bolívar, R.. (2013). Época azul de Pablo Picasso. Agosto 26, 2013, de Monografías Sitio web: http://www.monografias.com/trabajos97/epoca-azul-pablo-picasso/epoca-azul-pablo-picasso.shtml

ANEXOS:



RESEÑA: EL BESO


Universidad Pedagógica Nacional
Facultad de Humanidades
Interpretación Discursiva
Johana Gutiérrez Lol
2015


Quiero que en el momento de morir me beses en la boca,
y que mi último aliento pase a ti”
Marcel Schwob

La magia del beso

Klimt, Gustav. 1908. El Beso (Der Kuss).
Viena, Austria: Galería Belvedere.

     El Beso es una de las obras más conocidas del artista Gustav Klimt completada en 1908 en Viena Austria, caracterizada por ser una representación realista, además de geométrica, del beso de una pareja. En esta ocasión, se busca caracterizar y describir esta obra con el objetivo de comprender el contexto histórico en que se desarrolla, además de conocer un poco más sobre el trasfondo amoroso que ésta posee y todas las diferentes interpretaciones que se puede tener de esta portentosa obra que, actualmente, está expuesta en la galería de arte austriaca.
     Esta pintura inicialmente se llamó Los Amantes y fue realizada por el pintor austriaco nacido en 1862, Gustav Klimt, perteneciente al simbolismo; un movimiento artístico originado en Francia en el siglo XIX en el que se sustituye la objetividad de los impresionistas por la subjetividad, la fantasía y la intimidad, en donde el símbolo se convierte en el instrumento de comunicación representándose por figuras que trascienden lo material; además, es reconocido por ser uno de los representantes más importantes del movimiento modernista de la sucesión vienesa.
     Por otra parte, cabe destacar que las obras de Klimt se caracterizan, en primera medida, por tener una espléndida decoración basada en dorados, que posiblemente fue una técnica aprendida por su padre quien era grabador de oro, además, sus obras se caracterizan por dar la impresión de que su autor tiene alguna obsesión de representar la figura femenina, y bien es cierto, puesto que Klimt es considerado como uno de los primeros modernos en pintar no sólo la figura de la mujer desnuda, sino que además plasmó cómo se masturbaban. Además, él mismo manifestó en uno de sus escritos “No me interesa mi propia personalidad como objeto de un cuadro, sino más bien me interesan otras personas, en especial mujeres, otras apariencias…” como se puede evidenciar en algunos de sus bocetos o en otra de sus obras más famosas, Dánae realizada en 1907.
     Según lo anterior, El Beso, no es la excepción puesto que también posee mencionadas características. Es una  obra hecha con óleo sobre lienzo de 180 x 180 centímetros, realizado entre 1907 y 1908, que, además, fue el último cuadro que realizó en su gran etapa dorada que muestra a dos amantes, una figura de hombre y una de mujer, que se fusionan y se evidencia por un aura dorado que surge de su unión; la mujer se identifica con vestimentas hechas de flores coloridas que concuerdan con el diseño del suelo, como si hubiese una conexión entre estos dos (que podría ser interpretado como fertilidad) y el hombre con vestimentas representadas en rectángulos.
     De este modo, para describir la obra de Klimt, habría que decir, inicialmente que existe un toque de sexualidad erótica gracias a la postura que sostiene el hombre y la mujer; respecto a la postura que sostiene el hombre, se dice que podría representar el pene erecto. Sin embargo, se puede interpretar también como la imposición del hombre hacia la mujer, como si la estuviese dominando. Por otra parte, la postura de la mujer se puede interpretar también de las dos maneras, si se observa con más detalle la posición de las manos de ella, se puede denotar que existe una contracción que podría significar placer, lo que concuerda con su rostro. Quizá podría representar también rechazo y resistencia a la imponencia del hombre.
     Algo curioso es que la pareja se encuentra encima de un prado con flores al borde de un abismo, lo que podría representar muchas veces al amor. Una experiencia que al inicio puede tornarse maravillosa pero que si se da un paso en falso, se puede caer al precipicio.
     Sin duda, esta es una de las obras más representativas del arte erótico y del amor como sexualidad, pues refleja la mágica unión entre dos seres que están a punto de amarse y que en el proceso destellan chispas de amor puro que se esparce en el aire haciendo que el cielo tenga el brillo incandescente del oro.
     “Todo arte es erótico. El primer ornamento que surgió, la cruz, es de origen erótico. La primera obra de arte, la primera actividad artística que el artista pintarrajeó en la pared, fue para despojarse de sus excesos. Una raya horizontal: la mujer yacente. Una raya vertical: el hombre que la penetra”. (Loos, 1908, p.1).


Bibliografía
·          “Comprendiendo la obra: El beso de Klimt”. Magazine Vagón 293 [en línea] 2013. Disponible en: http://www.vagon293.es/ars/comprendiendo-la-obra-el-beso-de-klimt/
·         Aguilar, Claudia. Tips: Algunos secretos de la pintura El beso de Klimt. Periódico Excelsior [en línea], 2015. Disponible en: http://www.excelsior.com.mx/expresiones/2015/07/14/1034720
Anexos

                  

INSUMOS

  • ·   Foucault, M.. (1992). El orden del discurso. Buenos Aires: Tusquets Editores
  •     Platón. (1871). El Banquete. Madrid: Edición de Patricio de Azcárate.
  •     Fromm, E.. (1959). El arte de amar. México: Ediciones Paidós Ibérica.
  •      Melier, M.. (2015). Los cuatro tipos de amor. 10/10/2015, de Bebelú Sitio web: ---https://www.belelu.com/2015/01/los-4-tipos-de-amor-segun-los-griegos/
  •     Bolaños, B.. (2008). Carlos Casagemas. Julio 14, 2015, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Casagemas
  •     Wikisilki. (2009). Período azul de Picasso. Agosto 18, 2015, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Per%C3%ADodo_azul_de_Picasso
  •     Bolívar, R.. (2013). Época azul de Pablo Picasso. Agosto 26, 2013, de Monografías Sitio web: http://www.monografias.com/trabajos97/epoca-azul-pablo-picasso/epoca-azul-pablo-picasso.shtmlç
  •     Barthes, R.. (1977). Fragmentos de un discurso amoroso. París: Éditions du seuit.
  •       Klimt, G. (1908). El Beso (Der Kuss).Viena, Austria: Galería Belvedere.
  •     Comprendiendo la obra: El beso de Klimt”. Magazine Vagón 293 [en línea] 2013.Disponible en: http://www.vagon293.es/ars/comprendiendo-la-obra-el-beso-de-klimt/
  •       Aguilar, Claudia. Tips: Algunos secretos de la pintura El beso de Klimt. Periódico Excelsior [en línea], 2015. Disponible en: http://www.excelsior.com.mx/expresiones/2015/07/14/1034720
  •       Picasso, P. (1903). El viejo guitarrista ciego. Chicago Art Institute.
  •     Corona, S., & Rodríguez, Z.. (2000). . El amor como vínculo social, discurso e historia: aproximaciones bibliográficas. Revista Espiral: Estudio sobre Estado y Sociedad, Vol. 6, Nº. 17, pp. 49-70.